Himno nacional argentino.
Su
creación
A
pocos años de la formación de la Primera Junta de gobierno, la Asamblea
Constituyente de 1813 (Asamblea del Año XIII) convoca el 6 de marzo de ese año
a la creación de un himno que resumiera los ideales de la Revolución de Mayo y
simbolizara lo que llamaba “el entusiasmo patriótico del pueblo”.
Los
diputados Cayetano Rodríguez y Vicente López y Planes preparan, cada uno por su
lado, una propuesta. Durante la sesión del 11 de mayo de 1813, López y Planes
da a conocer su obra y obtiene el respaldo de la Asamblea, que finalmente la
aprueba como "Marcha Patriótica" en una resolución que decía:
“téngase por única marcha nacional, debiendo por lo mismo, ser la que se cante
en todos los actos públicos”.
Al
día siguiente se encargó componer su música a Blas Parera quien, según cuentan,
en una sola noche terminó la partitura. Así nacía la “Marcha patriótica” que en
sus versos proclama el nacimiento de la “nueva nación”.
Oíd
mortales el grito sagrado
Libertad,
libertad, libertad
Oíd
el ruido de rotas cadenas
Ved
en trono a la noble igualdad
Se
levanta a la faz de la tierra
Una
nueva y gloriosa nación
Coronada
su sien de laureles
Y
a sus plantas rendido un león.
Entre
las medidas más importantes que la Asamblea del Año XIII adoptó se declaró la
abolición de la mita y la encomienda, se suprimieron los títulos de condes,
barones y marqueses, mayorazgos, escudos de armas, símbolos y distintivos de
nobleza en las fachadas de las casas y el mayorazgo; se declaró la libertad de
los hijos de esclavas nacidos luego del 31 de enero de 1813 (libertad de
vientres), la supresión de los tormentos y la Inquisición. Mandó acuñar monedas
de oro y de plata con el sello de la Asamblea, sustituyendo las efigies de los
monarcas y el sol en el reverso, con las inscripciones “En unión y libertad” y
“Provincias del Río de la Plata”; estableció el escudo nacional y declaró el 25
de mayo como fiesta cívica con el fin de “inmortalizar el día del nacimiento de
la patria”.
La
creación del himno nacional se integra a esta serie de medidas que la Asamblea
se propuso encarar, a tono con los valores de progreso que proclamaba el
iluminismo europeo, para simbolizar el inicio de una etapa que dejaba atrás la
tiranía y la imprevisibilidad de los tiempos de la revolución y “abrir la época
de la paz y de la libertad” (Manifiesto Inaugural), bajo uno de sus lemas de
origen: la lucha contra la tiranía ("Oíd ¡mortales! El grito sagrado:
¡Libertad, Libertad, Libertad!").
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